Disqus

martes, 7 de abril de 2015

La metáfora de las naranjas


Esta es una vieja entrada que escribí en el 2010, la he rescatado de otro sitio para compartirla por aquí, agregándole algunas cosas y quitándole otras, pero manteniendo la idea original. 

LA METÁFORA DE LAS NARANJAS  
Hablando de naranjas, Vitamina C y problemas amorosos 

Hoy les contaré sobre una ocasión en la que estaba degustando una naranja, la cual obviamente esperaba que tuviera un sabor dulce, pero por azares del destino resultó estar agria y amarga, con un sabor bastante desagradable, lógico que para mí resultó imposible que la siguiera comiendo; en resumen, no me quedó de otra más que tirarla. 

Aún tenía ganas de comer una naranja, pudieron haber sido uvas, alguna pera o un pedazo de sandia, pero lo que quería en realidad era una naranja; sin embargo, por mi experiencia con esa última que había probado, tenía un poco de miedo de que la siguiente fuera a ser igual, que estuviera igualmente agria y amarga y que me fuera a provocar otra vez ese mal rato que había pasado. 

Total que lo estuve pensando por algunos minutos (casi una hora), para al final llegar a la conclusión de que en realidad me resultaría muy difícil saber si alguna naranja es dulce o agria a menos que le quitara la cascara y la probase. Si estaba dulce todo estaría bien en el mundo, pero si nuevamente estaba agria, tendría que deshacerme de ella para volver a intentarlo con otra y así hasta encontrar la dulce, dulce naranja que tanto ansiaba.

♦♦♦♦♦ 

Algunos días después, un buen amigo me platicaba acerca de sus altibajos amorosos. Me contaba sobre cómo es que luego de una muy mala experiencia con una mujer, ya no tenía ganas de volver a intentarlo otra vez con alguna otra. 

Se me ocurrió contarle esa pequeña anécdota de las naranjas con la intención de tratar de animarlo y sacarlo de las honduras en las que se encontraba. Poco a poco fue surgiendo una especie de comparación entre la situación por la que él estaba pasando y aquella historia con las naranjas. 

Le decía que “nunca podría saber si alguna naranja es dulce o amarga hasta que él se decidiera a probarla; para poder saberlo, hay que quitarle la cascara (lo superfluo) para llegara hasta su centro (la esencia) y tomar un poco de ella”. 

Una forma de decir que no todas nuestras relaciones nos habrán de resultar “dulces”, tal vez por alguna pasada mala experiencia prefiramos ya no volver a intentarlo por temor a que vuelva a pasar lo mismo; de hecho es de lo más probable, pues en este tipo de cosas no hay garantías de nada, aunque igualmente es posible que tarde o temprano, de entre todo ese montón de naranjas, haya una que sea lo suficientemente dulce para nosotros, pero no lo sabremos hasta que nos hayamos decidido a probarlas otra vez, eso... u optar por "comer plátanos", muy respetable también (creo). 

La mayoría de las personas hablan de (y piensan en) buscar y encontrar a su "media naranja" en algún lugar de este loco mundo. Afortunadamente para algunos así ocurre, eso anima a otros a seguir intentándolo, aunque se topen con alguna que otra naranja agria (y unas que ni siquiera son naranjas :-P ); y si eso sucede, ya será decisión de cada quien seguir probando naranjas (seguir intentándolo) o no. Como ven, las naranjas están sobre la mesa.

Por mi parte no quiero que me suceda lo que a esta otra naranja: 

Así que mejor yo paso... tal vez haya alguna otra fruta en la alacena. n_n

No hay comentarios.:

Publicar un comentario